El Foklore

Este término ha variado su significado y su uso desde que William J. Thoms lo dio a conocer, dándole de esta manera un nombre al "saber del pueblo".

Muchos autores se han dedicado a buscar y analizar su significado; entre ellos, se puede citar a Lauro Ayestarán, Raúl Cortázar, Carlos Vega e Isabel Aretz, por mencionar algunos.

El problema reside en que cada uno de ellos ha impregnado al término con valores propios de la formación cultural de cada uno, haciendo al término más formal en unos casos, y más popular en otros.

En nuestro caso afirmamos que el folklore es la cultura misma de cada pue­blo, y que lo va a identificar como tal.

Para afirmar esto me apoyo en la antropología cultural, con la que el folklore tiene relación directa, pues ambas estu­dian la cultura del hombre, su origen y evolución; tomando en cuenta las circuns­tancias en que se presentan los hechos, se lo va a definir como el conjunto de tradicio­nes o costumbres, a ser: religiosas, leyen­das, arquitectura, vestimenta, alimenta­ción, música, danzas, etc. O sea el conjun­to de actividades que un pueblo lleva a cabo a través de su vida diaria; pero este conjunto de actividades es muy amplio y complejo, fundamentado y formado por diferentes componentes. A ser: psicológi­cos, sociales, históricos y regionales.

Los elementos psicológicos son los más difíciles de explicar, teniendo su ori­gen y residencia en la conciencia del hombre, pero influye de forma determi­nante en la psicología grupal, hasta el punto de determinar sus formas de vida y el orden social predominante. Estos ele­mentos son más conocidos, como ser: religión, supersticiones, fiestas religiosas, cuentos mágicos, etc. Su origen por lo común es muy antiguo e impreciso y su transmisión generalmente se hace por vía oral; son muy pocas las culturas que hacen gala de una trasmisión escrita de estos valores. Muchas culturas dan a los elementos naturales, como el sol en los Incas, características de Dios. Otras cultu­ras, como las indígenas norteamericanas dan esta distinción a los animales. Las culturas más avanzadas poseen dioses míticos. Estos hechos dan origen a cancio­nes como: "El canto del viento" de los Navajos, o a las festividades en honor al dios Baco, lo mismo que ceremonias o rituales incorporados a la cultura judeo-cristiana.

La estructuración social la tenemos en algunas danzas, estando determinada la ubicación según su posición o jerarquía en la sociedad; en especial en fiestas religio­sas; en otras podemos ver la estructura socio-familiar, como por ejemplo en la Vingakerdans, donde participan dos muje­res y un hombre, lo que nos revela anti­guas costumbres poligámicas (en Suecia). También en danzas como Las Cuadrillas y Los Lanceros podemos ver la importancia de la vida militar y su reflejo en la sociedad en determinadas épocas.

Tenemos también la importancia del folklore como comunicación y nexo entre los pueblos, lo cual queda demostrado en la aparición de los juglares de la Edad Media.

También los hechos históricos marcan al folklore de una región, a través del proceso de aculturación y transculturación que hace que las costumbres varíen según las circunstancias en que vivan; los he­chos históricos muchas veces marcan a los pueblos, quedando registrados a tra­vés de las danzas y canciones, como por ejemplo los cantares de gesta de la Edad Media.

Por último, y no menos importantes, son los aspectos regionales, que influyen en la forma de vida de los sistemas cultu­rales; por ejemplo, en la arquitectura: las construcciones con techos a dos aguas, debido a la nieve, en los países alpinos en la vestimenta tradicional de cada región, de acuerdo a las materias primas existen­tes y el clima predominante. Así mismo la geografía del lugar influye en los estados de ánimo y movimientos coreográficos, los que se complementan con los aspectos religiosos. También en los instrumentos musicales, muchas veces parecidos en forma, pero que modifican su sonido debi­do al material con que están construidos.

Todos estos factores: patrióticos, po­líticos, religiosos, amorosos, que forman parte fundamental en la vida de los seres humanos y sociales, forman un caleidoscopio muy complejo, que los expertos deben tomar en cuenta cuando se enfrentan a un hecho folklórico, ya que el sentimiento de cada pueblo se va a ver reflejado en formas muy variables según su idiosincrasia.

A su vez, debemos tener en cuenta que estos factores son variables según el momento histórico-cultural en que se viva, por lo que podemos decir que el folklore deberá ser estudiado en forma dinámica, atendiendo al presente en relación con su pasado.




Publicado: Abril / 1995; Revista Puente Nº 2