La educación y la informática

Vivimos una era de cambios vertiginosos, donde las transfor­maciones en el mundo se suceden a menos de una generación, tenien­do su origen en la década del 60 con la aparición del chip 4004, creado por el fundador de la hoy conocida INTEL.


Dicho descubrimiento posibilita el desarrollo de los microcircuitos y la transformación de moles como eran las grandes computadoras a las que hoy cono­cemos.

Gracias a dicho descubri­miento estamos invadidos en nues­tra vida cotidiana por las consecuencias de dicho evento.

¿Quién concibe en el día de hoy actividades que raramente no estén apoyadas por los medios informáticos? La informática do­mina todos los campos, desde el científico hasta el creativo: medicina, ingeniería, seguridad, educa­ción, comunicación y el arte.

Hasta la música que escu­chan los jóvenes durante el proce­so de creación recibe su influen­cia, y hasta cuándo vamos a pagar las cuentas y no nos pueden co­brar porque: «se cayó el sistema». En los medios de prensa cuando se solicitan empleados aparece el rótulo «con conocimiento de com­putación».

Evidentemente el mundo de la informática está ocupando to­das las actividades que el ser humano puede realizar y muchas ve­ces mejora su rendimiento, lo que no significa que sea más rápido y más fácil. Esto hace indispensable formar a los jóvenes en dicha área debido a que en un par de años no se concebirá en el mercado labo­ral o profesional, el analfabetismo informático.

Los docentes y el sistema educativo son los que tienen la obligación ante este hecho tan significativo. El CODICEN ya co­menzó con la creación de salas de informática en todo el país, debiendo ser responsabilidad de to­dos los docentes el aprovechar di­cho medio, debido a que existen salas cuyos recursos no están sien­do aprovechados al máximo.

Se debe tomar conciencia de que los alumnos viven en un mun­do donde acceden con facilidad a dicha tecnología y que los recur­sos que actualmente se usan están muy lejos de su realidad.


Deben comprender además que el mun­do actual es interpretación y tra­bajar junto con él. Los docentes deben abandonar los miedos e in­seguridades que las nuevas tecno­logías traen e integrarlas a su que­hacer pedagógico, aprovechándolas como una herramienta más dentro del bagaje profesional.

En la realidad cotidiana se ven personas que están de acuer­do con el avance tecnológico, siendo muchas veces docentes de vieja escuela los que se niegan a apro­vechar los mencionados recursos, por considerarlos nocivos. Cuan­do se educa para el progreso y el desarrollo del ser humano no está en el recurso tecnológico el pro­blema sino en el uso que se hace del mismo. Los docentes tienen la responsabilidad de encaminar a las generaciones futuras por el cami­no del desarrollo humano.

Hoy día tenemos un hecho tecnológico que está provocando grandes cambios en la vida del ser humano presente y futuro y no de­bemos negarnos ante él, del que se tiene la responsabilidad de prepa­rar al mundo para el futuro.

Las cartas están sobre la mesa. El futuro del hombre en materia del uso y aprovechamien­to de los recursos de la informática depende de la educación que él mismo reciba.



Publicado: 5/3/1998; Semanario Opinión